viernes, 29 de diciembre de 2017

PERDONA Y SERÁS PERDONADO


 Vamos a reflexionar un poco sobre el «perdón». Cuando pienso «No se lo puedo perdonar» significa que todavía vivo atado al pasado, que el corazón está repleto de rencor hacia alguna persona.

Si siento resentimiento hacia alguien y me digo que "¡no se lo puedo perdonar!", no conseguiré nunca la paz interior. Estamos trastornados porque una fuerza extra está actuando sobre nosotros. Y si esta situación se prolonga se acabará convirtiendo en sufrimiento.

Ciertamente esto es una situación difícil. Yo también la he experimentado.
En este momento, nosotros tenemos dos opciones: «perdonar» o «no perdonar».
Si en el pasado resultamos heridos de la relación con alguien, podemos escoger «no perdonar».
En este caso significa que nos permitimos quedar anclados en el acontecimiento pasado. Y debido a esa situación pasada eliminamos la posibilidad de tener una vida llena de paz.

Por otro lado, tenemos también la opción de «perdonar». Si perdonamos, entonces tanto nuestro cuerpo como nuestro interior se calman y podemos relajarnos.
Nos liberamos del hechizo del pasado, y conseguimos paz y libertad de espíritu.

«Perdonar» no significa que damos el visto bueno a lo que nos han hecho, ni que lo pasamos por alto. Tampoco significa que tengamos paciencia a pesar de pensar que «él/ella tiene la culpa».
«Perdonar» significa que nos liberamos del pasado que nos ata, que dejamos de hacer reproches, y que escogemos la calma de los momentos presentes.

¿Y usted? ¿Siente en este momento resentimiento hacia alguien?

¿Estaría dispuesto a perdonar a esa persona con tal de conseguir una vida feliz para usted?

Debe tener en cuenta que perdonar a alguien es sólo para usted mismo/a. No es para nadie más.

Perdonémonos a nosotros mismos.

Probablemente haya quien piensa: «Me es imposible perdonar a tal persona».
En este caso, no se culpe, ni piense: «Soy un desastre porque no puedo perdonarle» o «Así no podré ser feliz », etc.
Tiene que comprender que le han herido, y antes será necesario que lo acepte. 
Quizá todavía no esté preparado/a. Es necesario que se acepte a sí mismo/a.
Primero uno se perdona a sí mismo. Esto es lo que en psicología se conoce como autoaceptación.

Primero aceptamos que nos han herido, y después nos autoperdonamos por no poder perdonar a tal persona. De este modo, conseguimos autoaceptarnos, y conseguimos el alivio que nos posibilitará perdonar.
Hace falta buscar también entre las propias creencias. Las creencias son las ideas que tenemos arraigadas en nuestro interior. En el libro Cuaderno de cociente emocional para aumentar día a día la fuerza para alcanzar el éxito y la felicidad (Nippon Jitsugyo Publishing) se comentan métodos para buscarlas y eliminarlas.

Por ejemplo, tener las ideas citadas a continuación frena el poder perdonar:

• Si perdonara, yo saldría perdiendo.

• El 100 % de la culpa de que yo lo haya pasado mal es suya. Yo no tengo ninguna responsabilidad.

• Es más sencillo ser la víctima que aceptar la propia responsabilidad.

• Tiene que pagar por lo que ha hecho.

• El dolor no desaparecerá a menos que tome venganza.

• Para protegerme a mí mismo/a no debo perdonarle.

 La lista podría ser más larga, pero de momento piense si «estas ideas le dejarán o no ser feliz».


Ocho pasos para conseguir perdonar.

Ahora le indicaré ocho pasos para conseguir perdonar. Aquellas personas que hasta ahora no han conseguido perdonar a alguien, si lo ponen en práctica tendrán la posibilidad de dar un giro claramente favorable a su vida.


1. Haga una lista con aquellas personas a las que «no puede perdonar».

Escriba en una hoja de papel el nombre de aquellas personas sobre las que piensa: «Me sentiría mejor si pudiera perdonarle», «Me gustaría tanto poder hacer las paces con él/ella».

La relación con los padres es especialmente importante. Pregúntese si no le reprocha nada a su padre o su madre, y si realmente les está agradecido/a. Y si fuera el caso, escriba también sus nombres en la lista.

Si está casado/a, pregúnteselo también respecto a su pareja. Si está divorciado/o pregúntese si se ha reconciliado con su ex pareja.

Este paso sigue siendo válido incluso aunque aquella persona ya haya fallecido. 
Escriba también en la lista el nombre de todos aquellos a los que «no pueda perdonar», vivos o muertos.

Una vez elaborada la lista, escoja la persona con la que pondrá en práctica los «ocho pasos para conseguir perdonar».

2. Exprese sus sentimientos.

Prepare varias hojas de papel y escriba sus sentimientos hacia aquella persona. Escriba los sentimientos que tenía en esos momentos, más que las situaciones concretas.

Si le aparecen sentimientos de ira, puede expresarlos con las palabrotas que se le ocurran: «imbécil», «desgraciado». No importa.

Si recuerda la tristeza y el dolor que sintió entonces, también puede escribirlo.

Escriba sus sentimientos tal como salgan. No va a leerlo nadie, así que no hace falta que haga cumplidos ni que se controle. Si le entran gañas de llorar, llore. 
Llore tanto como quiera, porque después se sentirá mejor.
Cuando crea que ya ha escrito todo lo que siente, pare y rompa el papel. Tírelo a la papelera.

3. Busque los motivos de aquellos actos.


 1). Escriba qué hizo aquella persona a la que «no puede perdonar».
 2). Imagine y escriba los motivos que llevaron a aquella persona a actuar de tal manera. Los motivos que hacen actuar a las personas se pueden dividir a grandes rasgos, en dos tipos. «Querer sentir placer» y «Evitar sentir dolor».
Piense en qué placer deseaba sentir aquella persona que le hizo actuar de esa manera. O bien, en qué dolor pretendía evitar. Imagine las causas y escríbalas.
 3). Cuando acabe de escribir, no juzgue como «erróneos» los motivos, sino que intente comprender la inmadurez, la torpeza, y la debilidad de aquella persona. Los seres humanos cometemos errores frecuentemente. Por ejemplo, hacemos algo pensando que nos hará sentir alegría, pero nos termina haciendo sufrir. A veces, actuamos para evitarnos algún sufrimiento,- pero lo único que conseguimos es más dolor. Esto demuestra nuestra inmadurez, nuestra debilidad y lo torpes que somos. Debemos comprender que los actos de los otros son a causa de su inmadurez, su poca habilidad y su debilidad.

4). No debe pensar en si los actos de los otros eran correctos o equivocados, es necesario que se centre en los motivos que los llevaron a actuar. Y diga lo siguiente: «Al igual que yo lo puedo desear, él/ella también deseaba sentir placer» o «Al igual que yo lo puedo desear, él/ella también deseaba evitar sentir dolor».


4. Escriba aquello que puede agradecerle
Escriba todo lo que puede agradecer a aquella persona. Aunque parezca insignificante. Intente escribir tanto como pueda.
Aunque necesite mucho tiempo, intente recordar lo máximo posible.

5. Utilice la fuerza de las palabras.

1). En primer lugar haga la siguiente declaración:
 «Para mi propia felicidad, calma y libertad perdono a...».

2). A continuación repita «perdono a...». Si es posible, repítalo en voz alta. 
 Aunque sea en voz tan baja que no pueda oírlo nadie. No hace falta que lo sienta en el corazón. Aunque los sentimientos le digan «Nó le puedo  perdonar», puede decirlo simulándolo.
Repítalo durante más de 10 minutos. En 10 minutos lo puede repetir entre cuatrocientas y quinientas veces. Y si es posible hágalo durante media hora. 
Este es un paso crucial.


6. Escriba aquello de lo que querría disculparse.
Escriba aquello de lo que querría disculparse a esa persona, cuanto más mejor.


7. Escriba aquello que haya aprendido.
Escriba lo que ha aprendido gracias a la relación con aquella persona.
Si piensa en «cómo hubiera sido mejor tratarme con aquella persona» quizá pueda darse cuenta o aprenda algo nuevo.

¿Cómo cree que podría haberse tratado con aquella persona para conseguir que los dos fueran más felices?


8. Declare "Le perdono".
Diga: «perdono a. . .».


Estos eran los «Ocho pasos para conseguir perdonar».
No importa si después de haber realizado los ocho pasos todavía le persiste el sentimiento de «no le puedo perdonar».
En este caso repita el apartado 2 del paso 5.
Repita «gracias... (el nombre de la persona)», mientras recuerda su cara.
Si es posible, repítalo cada día durante más de cinco minutos. Unos días después debería sentir un cambio.


Cómo hacer realidad una vida feliz.


Si durante el proceso de realización de estos pasos ha sentido agradecimiento hacia aquella persona, ¿qué le parecería si le diera las gracias? Y si hubiera pensado «me querría disculpar», ¿qué le parecería pasar a la acción antes que el sentimiento se desvanezca?

Si entre las personas incluidas en la lista de «No puedo perdonar» que ha escrito en el paso 1, se halla el nombre de su padre o su madre, es sobre todo necesario que realice todos los pasos.
Gracias a esto, la vida de muchas personas cambiará de forma increíblemente favorable. La relación que se tiene con los padres se refleja en muchas relaciones humanas, y le será muy beneficioso si se reconcilia de corazón con ellos.

Cuando os disculpáis o dais las gracias, lo ideal es hacerlo sin esperar a que los otros cambien.
El objetivo es transmitirlo, aunque no sepáis si aquella persona lo aceptará o no. Si sois capaces de transmitirlo, ya es suficiente.
Si os rechazan, significa que aquella persona está muy dolida. Esto es su debilidad. Además, puede ser que, aunque os rechace abiertamente, vuestras palabras, en el fondo, le hagan sentir algo.

En todo caso querría que os valoraseis por el hecho de haber actuado. Y que os sintierais satisfechos por haber escogido perdonar. Por haber perdonado, dejáis de ser la víctima y volvéis a ser los responsables de vuestra propia vida.

Deberíais sentiros orgullosos por esto.
No olvidéis la «ley de lo inevitable »:
«Todos los problemas que surgen en la vida ocurren para hacernos dar cuenta de algo importante. Usted no tendrá nunca ningún problema que no pueda solucionar. Usted tiene la fuerza necesaria para resolver cualquier problema, el cual ocurre para que a través de su solución usted se dé cuenta de algo importante.»


Del libro "La ley del Espejo" de Yoshinory Noguchi.