Muchas veces los intentos de resolver un conflicto agravan el malentendido.
El taoísmo nos invita a no actuar: el problema tenderá a resolverse por sí
mismo.
El Tao Te Ching fue escrito hace 25 siglos por el filósofo
Lao Tse. Este filósofo pensaba que la mejor manera de vivir era
sincronizándose con el fluir de la naturaleza y el cosmos. Esta es la
principal inspiración del Wu wei: dejar que las cosas tomen su
curso natural y adaptarnos a él.
¿En qué consiste el Wu Wei?
De origen taoísta, el Wu Wei es un potente concepto filosófico que se puede
traducir literalmente como “no-hacer” o “sin esfuerzo”. A raíz de esta
traducción podremos comprender mejor en qué consiste esta corriente de pensamiento.
Según la filosofía Wu Wei, la mejor manera de enfrentarse a una situación o
circunstancia vital específica es no actuar. No obstante, este concepto ha sido
ampliamente malinterpretado en la cultura occidental, puesto que el Wu
Wei no defiende la pasividad, sino la idea de no forzar la situación.
Para la filosofía del Wu Wei no actuar no implica no hacer nada, sino hacer
las cosas sin sobreesfuerzos y mediante el crecimiento personal. Dicho de otra
manera, esta dinámica de pensamiento oriental defiende el hacer las cosas de
una manera sencilla y natural, sin buscar el apremio o forzar las situaciones.
Los elementos prácticos que nos propone el Wu wei se
concentren en cuatro puntos principalmente:
- Aceptar
el hecho de que los problemas son una creación de nosotros mismos. Los problemas no surgen de la
nada, son creados por nuestras acciones y por nuestra mente.
- No
hacer esfuerzos mentales por resolver los problemas. No representarlos en la mente,
ni crear soluciones para ellos. La idea es dejar que se diluyan solos y no
alimentarlos
- Aprender
a apreciar el flujo natural de las cosas. Esto es, adoptar una actitud de
observación frente a los acontecimientos, sin pensar que debemos
intervenir en ellos.
- Dejar
que la mente fluya. No
intentar dar una dirección o un enfoque específico. Simplemente permitir
que siga su propio curso, especialmente cuando estamos en calma.
¿Cómo podemos practicar esta filosofía?
Es habitual que, debido a nuestra cultura y al ritmo de vida occidental,
estemos programados para afrontar las situaciones tal cual lo hacemos, con
preocupaciones, prisas y angustia. No obstante, aunque al principio resulte
complicado, si nos decidimos a cambiar estas dinámicas, podremos adoptar la
filosofía del Wu Wei y sus beneficios.
Para ello tenemos que desarrollar dos
habilidades básicas en el Wu Wei:
1. Aprender a dejar de preocuparse
La primera de estas habilidades es la de aprender o acostumbrarnos a no
preocuparnos. Este paso no consiste en ignorar las conflictos, sino más
bien en poner las cosas en perspectiva y darles la importancia
objetiva que realmente se merecen, para a continuación elaborar las estrategias
de afrontamiento pertinentes.
Esta filosofía se puede entender mejor bajo el famoso precepto de: “Si
tienen solución, ¿por qué te preocupas? y si no tiene solución ¿porqué te
preocupas también?”.
2. Aprender a confiar
Finalmente, el Wu Wei nos trasmite la necesidad de mantener la
confianza en el trascurso de la vida y los acontecimientos, así como
en nuestra propia capacidad para afrontarlos. Esta, y solo esta, es la única
manera de mantener la mente despejada y estar atentos a las oportunidades que
se nos aparecen.
Esperar y mirar
Uno de los ejes del Wu wei es el de aprender a esperar y
mirar. Se parte de la idea de que la energía se debe conservar para aquellos momentos en los que
sea inapelable la acción. Quien observa y aguarda el momento propicio sabrá
actuar con gran sabiduría. También con enorme vitalidad, ya que no ha
desperdiciado esta en acciones intrascendentes.
Se parte también de la idea de que quien sabe mirar y esperar
resolverá cualquier situación con gran facilidad. Apenas le implicará esfuerzo.
Esto no significa negligencia o pasividad, sino más bien sincronización con el
flujo natural de la realidad. Hay que recalcar que nada permanece inmutable,
sino todo lo contrario. Lo que existe está cambiando constantemente, con o sin
acciones individuales.
De lo que se trata entonces es de no resistirnos a ese transcurrir de la
realidad. Buena
parte de nuestras acciones están destinadas a hacernos resistir. Esto
genera una fuerza negativa que llega a ser contraproducente. En lugar de ayudar
a que nos autopreservemos, nos incita a dañarnos a nosotros mismos en esa
lucha. Lo que se busca es permitir que todo ocurra de forma natural, sin
oponernos a ello.